Prólogo

Este texto lo escribí originalmente en alemán. La bibliografía está en lengua inglesa y alemana, El texto base de la Ética Nicomaquea es el de la magnífica versión alemana del suizo Olof Gigon, gran traductor y conocedor de la obra de Aristóteles. Para el análisis de texto, me sirvo del original griego editado por la Universidad de Oxford. He escrito los términos griegos como me lo permite el teclado y el repertorio de símbolos correspondientes. Pido disculpas por las omisiones. Cualquier consulta al respecto la contestaré con gusto.

Todos los textos ingleses los he traducido al español para esta edición, lo mismo que el texto alemán del trabajo, los textos alemanes que pertenecen a la discusión textual y los trozos de griego que avalan mi lectura.

Los nombres de los comentaristas citados van acompañados por el número de página de la obra que se encuentra en la bibliografía crítica.

Para el efecto de confrontar la versión original alemana, se puede consultar mi página Web: www.magmamater.cl/freundschaft.htm

Introducción

Nadie busca intencionadamente su propia desgracia. Si ello ocurre es por ignorancia, anomalía o patología del ser viviente. Todos van tras lo que algún sentido interno, inherente al espíritu, les señala como lo más conveniente, y ésto no puede ser aquello que nos daña, nos enferma o nos mata. Pues la vida es el mayor bien y con mayor razón aún, un buen vivir.

Los rasgos que configuran este buen vivir implican la posesión de determinados bienes, que pueden variar y de hecho así ha ocurrido, a través de los tiempos. Aristóteles, por ejemplo, genera una lista considerable de condiciones para la eudaimonía, traducida habitualmente como felicidad. Al feliz, al afortunado (eudaimonia), nada ha de faltarle y su vida ha de ser rica tanto en bienes internos como externos. Entre esos bienes encontramos: el origen noble (eugeneia), los muchos amigos (polufilia), los amigos útiles (khrestofilia), la riqueza (ploutos), los buenos hijos (euteknia), los muchos hijos (poluteknia), una vejez grata (eugeria); las virtudes corporales como la salud (ugieia), la belleza (kallos), la fuerza (isKhun), un cuerpo grande (megethos), la habilidad para luchar (dunamis agonistikes); también la fama (doksa), el honor (time), la buena fortuna (eutukhia), y virtudes como la inteligencia (fronesis), el valor (andreia), la justicia (dikaiosune) y la templanza (sofrosune) [El Arte de la Retórica I, 1360 b].

Hoy en día podemos prescindir de algunos de los rasgos recién mencionados y admitir incluso cierto grado de fortuna (eÜtucia). Sin embargo, la posibilidad de encontrar un individuo que reúna en sí todos los elementos indicados para la felicidad, es pequeña, aunque no imposible. Asimismo será improbable que un individuo pobre y excesivamente feo o contrahecho pueda considerarse feliz.

Ya Platón está conciente de las paradojas implícitas en el concepto de autarquía, en relación con la amistad (Lysis 215 a 6 – c1):

 "_ ¿Cómo entonces? El bueno, en tanto bueno, y por lo mismo, ¿No va a bastarse a sí mismo?

_ Sí

_ ¿Pero el que se basta a sí mismo no necesita de ningún otro, en cuanto a esta autosuficiencia se refiere?

_ ¿Cómo podría?

_ ¿El que no necesita de nadie no se apega a nadie?

_ Ciertamente no

_ ¿El que no se apega a nadie tampoco ama a nadie?

_ Al parecer no.

_ ¿Y el que no ama no es de hecho amigo?

_ No parece posible

_ ¿Cómo pueden entonces sernos amigos el bueno con los buenos, los cuales ni en la ausencia se añoran, pues se bastan cada uno a sí mismo, ni unidos sacan algún provecho el uno del otro? ¿Cómo se puede conseguir que tales sean valiosos los unos para los otros?

_ De ninguna manera, dijo él.

_ Pero, amigos no pueden ser, cuando no son muy valiosos los unos para los otros.

_ Esto es correcto.”

Sabemos que las obras platónicas de juventud tienen intención aporética. La solución aristotélica parece inspirarse más en una obra como Fedro. Aquí se nos dice que el amor prepara el alma para la contemplación de la verdad. Y la belleza del objeto del amor maníaco y divino, ayuda al amante a abandonar todo lo mundano y a mantenerse fijo en la realidad superior. Al amante le crecen de nuevo las alas perdidas, que poseía antes de su encarnación. Cuando Platón nos dice que el amor asegura ventajas cognitivas al amante, entonces, se puede oír su eco en la solución aristotélica.

El concepto de amistad se entronca con el de la virtud, que no exponemos aquí y dejamos al lector la tarea de complementar esta lectura acercándose a la Ética Nicomaquea de Aristóteles. Se recomienda un ejemplar numerado según la edición príncipe. De esto dependerá la mayor o menor calidad de la traducción y de la comprensión de este valioso texto, cuya actualidad se ha hecho evidente por la desorientación ética de nuestros días.