Educación virtual y la filosofía de la cultura de la imagen técnica

La técnica, la escuela, la vida social

Gerardo Santana Trujillo

El filósofo de la cultura, Vilém Flusser, fue capaz hace ya más de medio siglo, de analizar a partir del gesto realizado al emplear aparatos técnicos, particularmente, la máquina fotográfica y luego la cámara de video, la transformación cultural que se gestaba y que seguiría su curso hasta producir una crisis cultural por abandono paulatino del código alfanumérico hacia códigos alternativos de expresión, que tienen hoy al mundo pegados a las pantallas de los teléfonos inteligentes, de los computadores y tabs. Estamos frente a un fenómeno no lineal, con margen de sorpresa en las respuestas y consecuencias. Todos quieren dejar su huella y la red se dinamiza de maneras insospechadas. Algo así nos dice, por su parte, Peter Kruse, el psicólogo alemán.

(https://www.youtube.com/watch?v=e_94-CH6h-o)

No prevemos muy bien las posibilidades de la interacción virtual, ya nadie duda de su enorme importancia e insospechadas consecuencias, particularmente por el acceso reiterado a información de primera mano, tanto para legos como para especialistas. Para esta generación el acceso a la información se ha hecho indispensable. Y han cambiado las condiciones y los criterios con los que nos relacionamos con el mundo. Vivimos en experiencia mediatizada. Nos orientamos en el mundo a través de las imágenes técnicas, es decir, imágenes producidas por aparatos de funcionamiento electroquímico, en la máquina fotográfica y electrónico en los aparatos actuales, con configuraciones generadas a partir de algún algoritmo de programación. En El móvil de Hanzel y Gretel, por ejemplo, Hernán Casciari analiza la literatura clásica frente al teléfono móvil y deja en evidencia una transformación de mundo, un mundo que se experimenta de manera completamente distinta por la presencia del teléfono celular. Para el autor de este análisis, la presencia del teléfono celular conduce a la generación de héroes perezosos, que ya no sufren por la distancia y el silencio.

(https://www.youtube.com/watch?v=eDAj_nW5YBY)

Otros pensadores tienen todavía una desconfianza parida contra todo lo que huela a mundo virtual. No lo ven como extensión, como ampliación de la experiencia, sino como amenaza de un mundo humano más familiar.

El filósofo Günther Anders, por ejemplo, ve la irrupción de la técnica como una amenaza ominosa de catástrofe global, como ocurriría con la bomba nuclear, posición ésta muy propia de quienes vivieron la segunda guerra mundial y luego la guerra fría, fueron perseguidos y desconfiaban de quienes ostentaban el poder. Flusser por su parte, cuya familia desaparece como efecto de la aplanadora nazi, logra refugio final en Brasil, se hace profesor de filosofía de las ciencias de manera autodidacta y no genera esta visión tan pesimista frente a la técnica. Al parecer concentra su mirada en los aspectos menos bélicos de la técnica, en sus beneficios, como en la comunicación a través de nuevos medios y se adelanta a su tiempo y prevé el efecto transformador no lineal de máquinas que estaban recién desarrollándose en los años 60 del siglo pasado, particularmente el computador y bastante más tarde la internet y la telefonía. (*)

Mientras Anders confronta al ser humano con los objetos de la técnica y lo ve más precario, imperfecto, atacado de una vergüenza prometeica, como la llama, el sentimiento de inferioridad frente a los prodigios de la técnica (Cfr. La obsolescencia del hombre), Flusser se interesa en comprender los códigos subyacentes, con los cuales se programa la vida de las ciudades y el mundo. Su Kommunikologie contiene un capítulo valioso sobre el surgimiento de tres códigos característicos, a saber, la imagen, prealfabética; el texto, alfabético; y la imagen técnica, postalfabética. Estudia también su coordinación, es decir la relación entre imagen y texto; entre imagen e imagen técnica; entre texto e imagen técnica.

Para Flusser los medios son extensiones de nuestra capacidad comunicativa y recuerda con ello a McLuhan. Flusser, no obstante, está pensando en la comunicación interpersonal, de modo que el nuevo medio, teléfono, computador, amplía la comunicación, pues no elimina el contacto cara a cara y le permite a los individuos escribir o grabar incluso mensajes que no dirían en persona, para bien o para mal. El nuevo medio genera anonimato u otra "persona", el avatar, una de mis versiones, en imagen y relato. Puedo atravesar el océano y conversar con la expresión virtual de una amiga, cuya realidad a la distancia toco con la punta de mis dedos, en una ilusión verosímil. El día que podamos transmitir hologramas en HD habremos alcanzado la ilusión máxima.

Se trata entonces de una extensión inteligible, por su carácter algorítmico, que imita el habla, la escritura, la fotografía, el video. El mundo vuelve a estructurarse de acuerdo a este conocimiento y al uso que hacemos de él. Resulta pues extraño que siendo un grupo muy pequeño el que maneja la electrónica de la inteligencia artificial y otro semejante el que tiene un sueño con lo que se puede hacer en el mundo para la gente, con este nuevo conocimiento, sea el grupo más numeroso el que contiene a los dueños del dinero o el poder que compra o domina a los nuevos sabios, quienes orientan los destinos de la nueva sociedad (esta traición de los intelectuales la encontramos desarrollada en su artículo, Urbanität und Intellektualität, para mí he aquí la importancia de los open sources). A Flusser le encantaba comparar este período de florecimiento de la técnica, que él suscribe a la preeminencia del conocimiento numérico por sobre el texto lineal alfanumérico tradicional, con aquel en tiempos de la escolástica. El conocimiento estaba entonces en el monasterio. Los monjes podían leer y escribir y basaban en ello gran parte de su poder. La plebe analfabeta necesitaba pontífices para acceder a la palabra de dios. La plebe podía orientarse también en la historia sagrada mirando las imágenes de los vitrales hechos con este propósito en las catedrales (Cfr. Eckhard Fürlus, Imperitis pro Lectione Pictura est. Glas, Bild, Malerei, Licht. International Flusser Lectures, Febrero 2018). El paralelo es evidente.

En ese camino de abstracciones desde el mundo de la experiencia, el ser humano llega a la cero dimensión del número, a la condición de atemporalidad del algoritmo numérico. He aquí que los puntos se recombinan para formar imágenes, ya no sólo restableciendo las dimensiones abstraídas, sino pudiendo representar gráficamente cualquier dimensión fractal y el mundo nuestro viene a ser un caso particular de representación y configuración. (Ver Geometría de la Naturaleza de Benoît Mandelbrot).

Se debe decir que Flusser no logra aclarar del todo la diferencia entre el conocimiento numérico y la programación de computadores (Cfr. Elogio da Superficialidade. Abstraer. Annablume, 2008, acerca de su notable escalada de la abstracción) por más que sea expedita la transformación del uno en la otra y viceversa. La cero dimensionalidad numérica es comprendida en la traducción informática, un texto de comandos tras bambalinas es capaz, en una de sus configuraciones particulares, de volverse imagen, video, holograma, en las que reconocemos el mundo habitual y que además podemos transmitir codificadamente a través de una señal de comunicaciones. Es Stephen Wolfram quien adelanta el cambio de paradigma o al menos una ampliación de código en el acercamiento a la complejidad del mundo (Cfr. A new kind of Science, 2015). Ya no se trata simplemente de la ecuación de los fenómenos, sino del programa que la comprende y reproduce. Wolfram se atreve incluso a adelantar un nuevo lenguaje para la Física, que haría posible desplegar la complejidad de la naturaleza, a partir de programas relativamente sencillos (Véase Section 2.1, How do simple programs behave? que se ocupa con los cellular automata).

Flusser, quien muere en 1991, no alcanzó a ver el rol principal que alcanzan los computadores como herramienta de conocimiento en nuestro tiempo, pero lo previó y se interesó por la transformación social que su uso reiterado produciría. En Para una escuela del futuro, pone a la máquina al servicio de la habilidad analítica humana y ve en este servicio una liberación de la memoria, el advenimiento de una era de la escuela abierta para todos, un tipo de actividad libre, en que la creatividad y la horizontalidad de la relación comunicativa entre usuarios posibilitaría una verdadera democracia del conocimiento. He aquí el homo ludens. Por lo que, cabe esperar que los esfuerzos totalitarios de censura y control fracasarán inevitablemente ante una población cada vez mejor entrenada para aprender por si misma.

Tengo muy claras las objeciones de quienes se sienten amenazados por este acceso irrestricto a la información. Muchos harán negocios, supongo que están en su derecho. Quien quiera pagar por la información, que lo haga, si puede y quiere. Pero será cada vez más difícil detener el afán de conocimiento compartible entre usuarios de los más remotos confines del mundo.

La escuela, en su sentido original nos remite al momento de ocio en que hago lo que quiero, porque quiero y aprendo en ello. En esto mismo se ha convertido la internet cuando se la usa de buen modo. En este sentido se debe comprender la escuela virtual. Y si a ello agregamos un margen de disciplina autodidacta se transforma en una herramienta muy poderosa para la vida individual y social.

Ni los más tozudos podrán negar que los más jóvenes aprenden a gusto en la internet y este aprendizaje no está en contradicción con la armonía familiar o con las prácticas deportivas o los paseos al aire libre. Es más, la ergonomía exige que quienes trabajan frente a un terminal de computador, por ejemplo, deban practicar algún deporte o bien conozcan el Yoga o técnicas de relajación. Este es un aprendizaje que estamos recién haciendo y que a la larga será conocimiento de todos. Siempre habrá en todo caso quienes quieran mayor control, mayor censura, menos libertad. Pero no podrán frenar la curiosidad y el impulso cognoscitivo.

En la tensión entre el Estado y la Escuela, los Estados verán sobrepasadas sus fronteras y no podrán impedir que se cuelen distintas maneras de ver el mundo. Este intercambio virtual no se detiene con murallas digitales ni mucho menos murallas en las fronteras de los países. Esta última es un verdadero despropósito, una obstinación de las generaciones que van de salida frente a las que gobernarán el mundo futuro. Se sigue de todo ésto que debemos educar informáticamente a nuestros hijos, para que no sean meros usuarios, sino protagonistas de la programación del mundo y de sus propias vidas.

Se argumenta que el estudio en casa conlleva un peligro por falta de socialización, que la convivencia con los pares y con la diversidad es necesaria para el desarrollo de la emocionalidad y la tolerancia. A mi me parece que en este aspecto la familia cumple una función fundamental. Si, además, como complemento, el niño, el joven hace deporte o sale en excursión a lugares naturales, aprende a tocar un instrumento musical, etc. podrá llevar una vida más que plena, tanto o mejor que la de muchas otras personas. La escuela virtual, la escuela en el hogar, a través de la internet, viene también a aliviar económicamente a las familias, liberándolas de infinidad de gastos asociados al desempeño de los cursos, de la locomoción, el vestuario, etc, etc. Y también aliviará psicológicamente a muchos jóvenes que sienten el colegio tradicional como una cárcel aburrida y uniformadora, mera preparación para la fábrica o el empleo en serie, de suyo ya caduco y para nada la ocupación de espíritus libres. La escuela virtual será verdadera patria de los libres, sin banderas ni fronteras.

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(*) “Junto con estas ideas, alcanzamos una región de las futuras imágenes electrónicas que sintetizan la sociedad. Desde el punto de vista contemporáneo, será una sociedad extraña con una vida radicalmente diferente de la nuestra. Las categorías actuales de sociedad, política y arte serán meros desfases de nuestro propio instinto vital, la disposición existencial adquirirá un tono nuevo y exótico para nosotros. En este caso no se trata de un lugar distante en algún futuro inimaginable: ya estamos prontos a estar inmersos en él. Numerosos aspectos de estas extrañas formas sociales y vitales son hoy ya palpables a nuestro alrededor y en nosotros mismos. Estamos viviendo una utopía emergente sobre la que podemos decir que invade la esencia de nuestro ambiente y de todos nuestros poros. Lo que está ocurriendo alrededor y en nosotros mismos es fantástico y todas las utopías antecedentes, positivas o negativas están perdiendo los colores ante lo que está emergiendo.” (Elogio da superficialidade. Advertencia – Prefacio a la edición alemana de 1985. Annablume, 2008)