Ha sido difícil reaparecer con una nueva editorial. No logro encontrar mi lugar en mi país y veo poco de valor en los actos de quienes nos dirigen, acciones realizadas con desinterés y nobleza. Unos roban y no se hartan nunca. Otros ansían tanto el poder que da susto imaginar el país en sus manos. Por todos lados se nos aprieta a quienes vivimos mes a mes. Se retiene, por ejemplo, la devolución de impuestos para cobrarse de deudas de estudios que a muchos no les han sacado de la cesantía. Los funcionarios estatales, encorbatados y terneados vociferan desde su potestad policíaca.
Vista sureste. El sol dibuja el claroscuro en las tardes de primavera.
Mi madre dejó los pies en la calle haciendo campaña puerta a puerta para el actual presidente Lagos. ¿Qué consiguió? Nada para sí y ésto estaría bien, pues lo hizo por propia voluntad, pero estoy seguro que se ha de revolver en su tumba y ha de sentirse avergonzada de haber creído que Lagos y su gente harían de Chile un lugar más justo. No puedo culpar a mi vieja. Yo mismo fui ingenuo regresando de Europa tras 11 años, esperanzado por lo que la señal internacional de TVN mostraba de Chile, un país pluralista que había aprendido a tematizarlo todo y a respetar a las personas diferentes. Hoy debo decir que todos los años de la dictadura militar fueron en vano, pues lo único que se aprendió es como hacer dinero en el poder, construyendo en la forma, para que parezca que se está mejor, abandonando a la gente a su suerte, destruyendo y contaminando, aplastando toda disidencia con una aplanadora policíaca tan soberbia como aquella al mando de Pinochet.
Tengo un hijo de nueve meses. Cuando crezca, dudo que lo inste a estudiar tanto como yo lo he hecho. En nuestro país tienen más éxito los negociantes de toda laya. La cultura, la filosofía, las lenguas y la literatura son adorno de unos pocos pavos reales y se puede aprender en casa.
Chile país desarrollado, ¡Qué risa! ¡Y más encima se nos pide que seamos solidarios! ¡Qué los ricos del país se metan la mano al bolsillo y hagan algo por los chilenos en apuros! ¿Cómo se puede ser solidario, si apenas se tiene para la propia familia? ¡Qué ayude la Iglesia que declara a menudo su interés y compasión por los necesitados!
Se nos viene la elección presidencial y no hay por quien votar. Bachelet no trae nada nuevo como lo haría esperar su femineidad, ya transó y da su susto su masculinidad. Piñera produce admiración por su éxito personal, pero sus aliados son temibles. Lavín... ¡Dios nos libre! Hirsch parece salido de un libro de historia. Hago como los franceses, con tal que no triunfen los fascistas, voto por los ladrones. Nosotros seguiremos igual, pagando.
Un saludo desde Ciudad Primavera, en La Araucanía, un lugar en que los niños pueden aún vivir tranquilos.
El Llaima desde mi ventana...
Gerardo Santana Trujillo